sábado, 31 de agosto de 2013

Muda, ciega y sorda

Muda, ciega y sorda

Surcarás la impaciencia en un llano harto de molinos, donde no se cabalga, ni se trepa, ni se corre porque hay arenas movedizas que despiertan moribundas ante la sombra de locuras.

Moverás tu alma con aletargados y suplicantes plegarias de imposibles que no redoblan a la espera, que no seden a los pliegos petitorios de una como yo, de una como yo que es sorda, muda y ciega ante ti.

Devastarás mis hojas en un sin perfume de pétalos incoloros antes de que llegue el amanecer, porque he dicho sí, a la funesta cotidianidad y seguiré sosegada ante el color del árbol, de sus hojas y de su sombra.
Recorrerás laderas y la corteza que no humearon ni tatuaron nunca tus líquidos para convertirme en la esclava voluntaria de su destino fatídico de mujer silente y doliente de una como yo.

Aturdirás la música que ya no sale del alma por estar en el lugar equivocado, en el tiempo incorrecto y en la morada inhabitable. Una como yo que dejó de escuchar los cantos de tu sonrisa y de tus labios cuya textura no recuerdo.

Enmudecerás ante mi ceguera, verás que se deja de espejear el retrovisor por no avanzar, que se deja de acelerar el latido en los sueños tejidos de un mundo que una como yo deja de soñar.

Atorarás y te atragantarás los posibles miedos de un final infeliz, aunque su final lo prescribí como una bruja maldita encarnecida en una cueva sin luz.

lunes, 26 de agosto de 2013

Prefiguro en candelas

Prefiguro en candelas

Deudora de angustias mustias
sin coartada, sin fin, sin puerto
llevó a su amor a una morada sin brisas
ni morada liberto.

Emprendió vuelo sin alas, sin él
y cayó en lo hondo de una herida
que no sana ni respira y hay hiel.
Cicatriza jadeante por una irreparable pérdida.

Deudora de promesas rotas y eximidas
ríe de sí, y llora por él y de sí,
deudora de su luz, de la ausencia de candelas
no puede sostener la palabra puesta en sí.

Los corazones ondulan
ramifican
prefiguran
esperan.

domingo, 11 de agosto de 2013

¿Ya no hay un Edén?

¿Por qué si hay infierno y cielo ya no hay un Edén?


Yo no quiero ni lo uno ni lo otro, quiero un principio contigo y más que un después, digamos algo así como un Paraíso en donde haya ríos para mojarnos, beber, refrescarnos y para vivir sin las sombras de los infiernos o de los a veces aburridos cielos.

Tú sabes que quiero una mañana contigo, un atardecer y también un anochecer; quiero una mirada, una sonrisa y no una lágrima que hable nuestro idioma sensorial sobre la despedida que deja la huella imborrable y la separación ineludible de un adiós.

Tú sabes qué es lo que quiero y aunque estés ecuánime, sabes que yo quiero transgredir tu pecho, sacarte ráfagas cuando me besas y olvidarme del pudor para saciarme en tus carnes desposeídas del vestir.

Tú sabes bien por qué te quiero y sabes que te quiero. ¿Cuánto te quiero? aún no lo sabes porque no cuantificarías las ausencias, los desvelos, la espera, ni los orgasmos que tengo por ti.

Y ahora te pregunto ¿por qué no hay un Edén para ti y para mí? Sí, un Edén para dos, en donde nos despojemos…Un paraíso en donde nos enjuagamos para no seguir bajo la niebla o bajo las sombras borrascosas de este infierno-cielo.

Y de tanto soñarte



Yo contaría los astros, las nebulosas, la arena del desierto o el mar
si hoy me pidieras tener un astro, una nebulosa o la arena sobre ti,
o si me solicitaras que detuviera el movimiento de la tierra,
haría un pacto con el innombrable…
con quien fuera
o con lo que sea,
por tal de concederte algún suspiro o deseo.

De tanto soñar se puede recoger el cielo y el infierno en una palabra
y de tanto soñarte convertiría en plata mi cueva,
el oro en mi techo
y el cobre en la plataforma secreta.

Resguardaría sueños y tiraría el cielo al infierno
o el infierno lo llevo al abismo por endulzar un momento,
un instante o un suspiro.
Y de tanto soñarte, quisiera envolverme en los no metales para fluir en los líquidos que desprendes
y refugiarnos en los caminos edificados de sollozos y placeres mortuorios.

Y de tanto soñarte, solo quisiera olvidarme de quién soy
y así puedas albergarme en ti…
después de que te embriagues del universo que no sueñas.
Para no enmudecer hay que olvidarse de sí de vez en cuando

Todo se pierde en la tierra

Todo se pierde en la tierra
Las ganas, las morcillas, las fortunas, las carnes, las enredaderas…

Todo se pierde en la tierra
El ímpetu, el entusiasmo, el sudor, las lágrimas, la sangre…
Todo se pierde en la tierra
Los laberintos, los gatos, los tesoros, los poetas

Todo se pierde en la tierra
Las aguas, el hombre, los sueños, tu nombre.

Todo se pierde en la tierra.

Actualizar

Quiero actualizarme
¿Qué haría?
Adentrarme a tu mirada
Desvanecerme en tus brazos
morder tus labios
tocarte sin llegar a empurarte
para estar al día con el Sol y la vida.

Necesito actualizar la sonrisa
la luz, la temperatura, la dilatación
el palpitar…
Necesito...Tú sabes, Amor, qué necesito.

INCIERTO


El alma parece cimbrarse ante el telón abierto
el miedo silencioso de un futuro atroz es agonía.


Es incierto el futuro,
los sueños de una mujer despierta hacen agujeros hondos en los miedos del otro,
él teme saltar al cielo para soñar
ella teme que las alas no levanten lo suficiente.



Ardemos de dentro afuera, de la misma forma: Lloramos.
El recuerdo no lo guarda todo,
los sueños son lisonjeros ante el ardor o el llanto.



En el cielo se sueña, en la tierra solo hay sueños
Así, descalza, desnuda, desgarrada en llanto, se sueña.